sábado, febrero 06, 2010

A veces pienso que todo es un juego, una simple rutina de esta vida, que permite el constante devenir de una situación determinada. Ya estaba pasando a otro estado, hacia el rótulo"olvido" que tenían un guión largo que apuntaba directamente hacia la palabra felicidad. Creía que todo iba bien y que mi extraña soledad era un simple hecho de fortuna. Ya lo había aceptado... Pero cómo todo cambia; cuando uno ya creía que todo era esplendor, cuando todo se volvía luz, el miedo llegó, ese miedo enigmático que te deja temblorosa, enajenada y con grandes ganas de caer, de tocar el suelo y sentir cómo el cuerpo empieza a torcerse lentamente... Cuando el miedo es afrontado de frente, ya no se puede volver atrás, ya estás en el juego y la única solución es volver al inicio, así como el típico ejemplo del mito de Prometeo... cuando ya las cosas se han curado, vuelve el mismo personaje a hacerte daño...
Sin embargo, lo que más me dañó en este momento fue la supuesta esperanza que me daba el hecho, esa respuesta inconclusa con unos matices de optmismo, esa idiotizante mirada hacia uno de los miles pasillos de la estructura... esa idea de que él pudo haber respondido a la agonizante llamada.
No quiero volver a pensar en ello, no lo quiero... lo lamentable de este asunto es que ya no se necesita sólo la voluntad o el lado racional de tu persona, sino que esto que ha sucedido es una de las miles de ocasiones, que, por una extraña situación, me han llevado a conectarme con él.
Lo lamentable es que es parte de mi estúpido destino.
La sentencia "Their destiny was foreoreordained" de esa serie puede aplicarse a esta situación.