viernes, noviembre 09, 2007

Te odio

Camino un día lunes cualquiera, cerca de las 3: 30 de la tarde. Justo en ese monento no tengo compañía alguna y las personas que me rodeaban (desconocidas para mí) se dispersan poco a poco. Estoy sola y te apareces. No sabes cuanto quiero huir, dejándote solo con tu escoria de personalidad:"te odio"
Lo repito una y otra vez. Es mi bandera de lucha.
-te odio- Sale de manera natural, como si lo hubiese hecho toda la vida, como si hubiese nacido para hacerlo.
-no sabes cuanto te odio...-
Sí, eso es lo que siento por ti.
No sabes cuánto me hieve la sangre cuando te siento cerca y presiento tus pisadas: torpes y lerdas.
Tu voz, que nace de tu desgraciada boca, irrumpe en mis sentido y en mi mente, produciendo un recelo profundo que sólo me produce naúseas, e incluso, me hace sentir posibilitada de convertirme en asesina. No te quiero cerca de mi persona, me causa asco tu profunda egolatría, tus lecciones de sinceridad y tus imprudentes e ilógicas intervenciones en las conversaciones ajenas. No sabes cuanto odio las payasadas que haces junto a tus amigas(os). Nada puede ser peor que tus sonidos al comer y la desagradable pinta de niño rebelde en un ser de características contrarias.
No quiero verte. Te paseas muchas veces por la biblioteca, pareciendo intelectual, carácter que no posees actualmente y solo está en ti de manera potencial (pues todos los poseemos)
Odio tu manera extraña de hablar y tus gestos de niño mimado. Todo de ti me causa repulsión.
Pero algo puedo destacar de forma positiva en esta relación; gracias a ti puedo decir que he conocido ese sentimiento: el odio.